Ascenso a Machu Picchu

Y, finalmente, nos cenvertimos en turistas. Cenamos, almorzamos y tuvimos la charla con "el grupo" a cergo de Roberto (Qué lindo juego, Roberto!). Después de la comida –como siempre hasta ahora, muy rica– (dato gastronómico: comemos tanta palta como se come farofa en Brasil, mucha y muy rica!) nos fuimos a la cama.



Domingo 15 de marzo

Versión Leti: Despertador a las 3.50 am y arriba cual soldado, presta a ofrendar mi energía a la Montaña Vieja (Machu Picchu). Mandé un poco de té de coca frío y una banana al estómago. Junto con algunos intrépidos de distintas nacionalidades, partimos a la luz de la luna a hacer a pie el ascenso hasta a la puerta del Parque Nacional. Una escalera de piedra interminable, las nubes al alcance de la mano, la sensación de estar en un sueño. Indescriptible.
Una hora más tarde, 8km de recorrido y varios metros más arriba, a las 6 de la mañana, completamente cubierta en transpiración, esperé a encontrarme con Flor.

Versión Flor: Me desperté cuando Leti salió, porque, como subí en combi, tuve unos minutos más de sueño. Pero a las 5 de la mañana, con una manzana y unas Oreo de la vianda que nos dio Roberto, estaba haciendo la cola para el bus que nos llevaba al Parque. En medio de la noche cerrada y rodeada de voces que hablaban en cualquier idioma. Lo que quiero decir es que depronto estaba a las 5 am con gente de todo el mundo, en un pueblo perdido en el mundo, todos tan chiquitos, en un lugar que desde abajo ya se palpitaba tan grande!
Llegamos y al ratito la encontre Leti recien duchada y pensé: "Qué bueno, hay baños públicos!"

A las 6 abrió el Parque ya había una larga cola de gente. Las nubes estaban muy bajas y no se veía mucho. Cruzamos hasta la otra punta para acceder al camino hasta la cima del cerro Waynapicchu (Montaña Joven). Subir, subir, subir las escalinatas. La magnificencia del paisaje, los cerros imponentes, el vértigo al mirar hacia abajo, la maravilla de estar presenciando ese momento. Finalmente llegamos a la cima. De a poco, las nubes se fueron abriendo y pudimos ver la ciudadela desde arriba. Increibleeee Hermosoooooooooo!!!!!!. Bajamos del Waina, arriesgando nuestras vidas, por unas escaleritas finiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitaaaaaaaaaaaaaaassssssssss, el precipicio a un lado y la montaña al otro.
Despues recorrimos Machu Picchu. No es facil describir la energia del lugar. Las ruinas estan en total armonia con la naturaleza. En el medio salio el sol, llovio, se volvio a despejar. En fin: Muy Intensoooo! Los que ya estuvieron saben de lo que hablamos. Los que no, tienen que venir porque las fotos y las palabras no alcanzan para contarles. Encaramos el retorno muy en contra de nuestra voluntad. Flor tomo el bus para bajar. Leti, en cambio (con la piernas hechas pure) volvio a hacer el camino a pie.
Nos reencontramos en Aguas Calientes y aprovechamos para pasear antes de subirnos al tren de regreso (el dia es extremadamente largo cuando uno se levanta a las 4 de la mañana).
Tren y bus de Lucy de por medio estabamos de regreso en la bella Cuzco.