jueves, 26 de marzo de 2009

Huanchaco y Trujillo

Viernes 20 de marzo

Después de pasar una buena noche en el Hostel con mucho gringo pero mucha onda, a la mañana bifurcamos nuevamente nuestros caminos. Mientras Flor se quedó en la playa tomando mate con los locales, Leti se fue a conocer el sitio arqueológico conocido como Chan Chan. Este lugar fue la capital de un gran territorio de la civilización Chimú y está construido enteramente de adobe. Reincidencia breve en la sana costumbre de la visita guiada mediante, esta vez con una familia tipo Campanelli, pero de Lima. (de ahí tanta información) Los Incas no llegaron a conquistar este pueblo por tener menos capacidad de adaptarse al clima casi desértico de la zona.
Nos reencontramos en Huanchaco, nos despedimos de los muchachitos que atendían el hostel y cargamos las mochilas en una combi hasta la ciudad de Trujillo.
Recorrimos la zona del casco antiguo, con una arquitectura colonial muy colorida y con una marcada influencia andaluza: mucho patio azulejado y formas ojivales. Al rato, trabamos amistad con un joven escritor trujillano que nos hizo de guía y nos invitó unas cervezas.
Esa misma noche la pasamos en el micro rumbo a Máncora.

Nota de color: las medidas de seguridad de los bondis de larga distancia peruanos nos sorprendieron. Hay que pasar un detector de metales, dejar la huella datilar del índice derecho y sonreir (sólo si tenés onda) a la cámara cuando pasan filmando la cara de cada pasajero. Un flash

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